Santa Brígida no puede soportar con sus limitados medios, la avalancha de personas procedentes de otros puntos de la isla, que en gran medida no se acercan a la romería ofrenda, sino a un carnaval de verano de desenfreno etílico y conductas incívicas.
No se debería retirar la Romería ofrenda, perjudicaría a los que saben comportarse y realmente entiende el significado de este tipo de actos.
Trasladarla a un domingo por la tarde a las 4 de la tarde -sin retrasos de hora y media como este año- podría ser una alternativa.
Mi diario de ruta de ese día comenzó de la siguiente manera:
A las 3.30 ya habían aparcados vehículos practicando el botellón en el Polideportivo y en la descampado anexo a la residencia de mayores. Lo que me sorprendió fue la ausencia de control en la zona, donde no se encontraba ningún operativo de la Policía Local ni de Protección Civil, pues entiendo que al menos en el inicio se podía haber puesto orden y control. En el parque infantil que se encuentra justo al lado de la famosa "casa verde financiada con fondos europeos de cuya historia no quiero acordarme ahora", habían "aparcados coches encima de la acera, invadiendo el césped", en ese mismo punto del cruce de caminos entre Los Olivos y la Carretera de La Angostura no había ningún operativo de Policía Local ni Protección Civil. En la zona de Urbis lo mismo sucedía no había control alguno a esa hora.
El único operativo que pude localizar hasta las 9.30 de la noche, se encontraba en la entrada del pueblo con un agente, en el aparcamiento anexo al mercadillo, y en la zona por donde transcurría la romería, pero a mi parecer poco dispositivo de seguridad y control del tráfico en las zonas mencionadas.
Después de permanecer delante de la iglesia y ver la verdadera esencia de la Romería-Ofrenda, -con algunas curiosidades políticas que publicaré en El Semáforo-,inicié el camino de vuelta, donde el caos ya había tomado las calles de los que expongo algunos detalles a continuación que logro recordar.
Algún que otro vehículo aparcado en el interior del Centro de Salud burlando unos conos haciendo botellón, barbacoas y escándolo en Los Olivos que es de suponer afectaba a la Residencia de Mayores. Trapicheos de "sniff sniff" y algunas papeleras arrancadas.
Algunos vehículos subían y bajaban de Los Olivos por medio de la carretera con total descaro y velocidades de escandalo, sin inmutarse por las bandas reductoras de velocidad.
No tuve mejor idea que ver la televisión un clásico del cine como El Coloso en LLamas, y entre sirenas de bomberos, oía otras que no tenían nada que ver con la película que se proyectaba a esas horas, sino que venían del casco de Santa Brígida y bajaban por la carretera del centro. Nueve o once, tampoco llevé la cuenta exacta.
Me planteo realmente que está pasando en la sociedad que no sabe disfrutar, bailar, alegrarse, sin necesidad de saltarse normas de civismo, ¿ Realmente hay un problema o me lo parece?.
Probablemente para algunas mentes denominadas progres, poner normas, establecer controles y limitar los excesos sean medidas fascistas, pero de lo que no cabe duda es que se habla mucho últimamente de derechos para todos pero no de obligaciones, quizás en el equilibrio de la balanza esté el verdadero progresista.
Felicidades por el esfuerzo a la Comisión de Fiestas, y a seguir con la romería el próximo año no se dejen vencer.
La Romería Ofrenda a la Patrona Santa Brígida, concluyó dejando entre los romeros y romeras de toda la vida, un sabor agridulce y con la posibilidad de que sea la última tal y como la conocemos rondando en las cabezas de más de cuatro. En la Misa del Romero, el propio cura párroco dejo caer la interrogante sobre la continuidad de este barco, por llamar de alguna forma suave la masiva afluencia de foráneos que ayer desembarcaron en la Villa, con la única intención de vivir un macro botellón que llevó a los servicios sanitarios y de seguridad a evacuar más de una decena de menores de edad con coma etílico. En declaraciones a este medio, también comentó Matías Gula, el párroco y presidente de la Comisión de Fiestas Patronales de Santa Brígida, que con toda probabilidad, antes de final de año, se convocará una Asamblea abierta a todo el pueblo, para replantear el formato de la Romería Ofrenda, sin descartar incluso la posibilidad de no volver a celebrarla. Aunque parezca contradictorio, las cifras que se barajan de asistencia por parte de las fuerzas de seguridad, unas ocho mil personas, es menor que la del pasado año, pero con la diferencia de que en esta edición, se estima que más del sesenta por ciento, venían expresamente a vivir el ambiente de las macro fiestas, al margen de las normas y el sentir de la propia Romería. Tras la conclusión de la Ofrenda, se celebró La Misa del Romero, que contó con la asistencia musical de la Agrupación Folklórica Iballa de Pino Santo Alto.
La parte dulce, la vivimos de la mano de los de toda la vida. Vecinos y vecinas, colectivos y asociaciones, que se curraron las carretas y pusieron a los pies de la Patrona una generosa ofrenda, que en tiempos de crisis, ha contribuido a llenar las despensas de entidades benéficas como Caritas Parroquial de Santa Brígida, La Obra Social de los Benedictinos, La Obra Social de Las Palmas de Gran Canaria, el Asilo de Ancianos de las Monjas del Castaño, Jesús Abandonado y Caritas de Lomo Apolinario. Buen ambiente también se respiraba desde muchos colectivos Satauteños, que lamentaban el desborde de la masiva afluencia, que obstaculizaban el recorrido de la propia Romería Ofrenda, sentándose grupos de pollería nueva en medio de las calles principales con las bolsas de supermercados repletas de bebidas. “Una ambulancia – nos comentaba un testigo – que tuvo que entrar a recoger a una niñita en coma etílico, le costó más de 10 minutos de empantanamiento con las sirenas puestas, a las que en lugar de respetar y abrir paso, las usaban para bailar al ritmo de las mimas, bloqueándoles el paso”.
Desde la Policía Local, se señalaba lo lamentable de la situación vivida ayer, donde a pesar de haber redoblado los esfuerzos, con casi una veintena de guardias civiles y la coordinación de Protección Civil, se vieron desbordados con la multitud de chiquillos y chiquillas que se esparramaron por todas las calles y aledaños del Casco, hasta llegar a la zona del Polideportivo, donde se obligó a levantar varios asaderos que suponían un autentico peligro de incendio. Solo destacar dos detenciones de varios individuos por agresiones contra la guardia civil.