Los espejos no tienen memoria Verdes que se ponen colorados
Francisco Javier Chavanel (*)
Desde el verano se rumoreaba; en realidad, las primeras filtraciones (policiales, como uso y costumbre) datan de antes de las elecciones, pero debe de suponerse que la masa de escuchas, pruebas de todo tipo, comprobaciones varias, no dieron su fruto hasta ayer. Santa Brígida no es Mogán, ni mucho menos Telde, ni San Bartolomé de Tirajana, ni nada que ver con los casos del Istmo, gas, o Eólico. Viven en la villa unos 18.000 habitantes, y tiene como principal cualidad que es un casi un barrio dormitorio de Las Palmas de Gran Canaria, aunque lo justo sería describirla al revés: la capital es un barrio dormitorio de Santa Brígida. Gran parte del poder político y económico se centra allí, desplegado en sus chalés señoriales, a medio camino entre la tranquilidad campestre y el bullicio urbanita.
Igual que ocurre en casi todo el Archipiélago su bien más preciado es el suelo que vale oro. Calificado como urbanizable ya queda poco, por lo que lograr una nueva construcción, una promesa siquiera de promoción es tocar el paraíso. Dicho esto imagínense lo que ha sucedido en este capítulo desde la muerte de Franco.
El 23 de octubre fueron detenidos dos ex alcaldes (Carmelo Vega y Antonio Díaz), y un ex concejal de Urbanismo (Luis Troya), todos pertenecientes al PP. Le acompañaron tres altos funcionarios y un empresario (pillado al lazo en Madrid), cómplices útiles para cometer presuntos delitos de fraude y exacción ilegal, negociación prohibida con funcionarios públicos, falsificación documental, tráfico de influencias, prevaricación y malversación de caudales públicos. Todo empezó en un “inocente” informe de la Audiencia de Cuentas al que nadie le hizo caso. El informe mencionaba irregularidades económicos, tratos de favor, la sensación de que una mafia de tercer grado gobernaba el municipio.
Pasaba casi desapercibido hasta que la concejala de Coalición Canaria, Victoria Casas, llevó el asunto a la Fiscalía Anticorrupción. Debe contarse que Casas fue acompañada por el entonces líder del PSOE en la zona, Antonio Ramírez, y por la representante de Los Verdes, Amalia Bosch. También debe añadirse que la denuncia fue firmada por los dos primeros, con Bosch de testigo. Sin embargo, lo que son los caprichos políticos. El denunciante Ramírez fue maltratado por su partido que no lo eligió como cabeza de lista para los pasados comicios, por lo que Ramírez se fue con Bosch a Los Verdes. Y para acabar de rematarla el pacto actualmente vigente lo firmó el alcalde del PP, Lucas Bravo de Laguna, y Bosch y Ramírez.
E introduzco un elemento más: Bravo de Laguna era el concejal de Hacienda de Carmelo Vega cuando de las trapisondas económicas se pasan a las estrictamente urbanísticas. Dice el joven Lucas que él no disponía de potestad para firmar, pero Vega, que es perro viejo y se siente abandonado por la organización que preside Soria, sostiene en público y en privado que el hoy alcalde lo sabía todo y lo apoyó todo. Ayer, nada más detenerlo, Carmelo Vega avisó que quería ir lo antes posible al juez para contarle cosas que él no sabía. Sí, Vega “cantará” de lo lindo, ya no tiene nada que perder.
Canarias es territorio abonado a las situaciones exóticas. Dos llamaron poderosamente la atención después de mayo: los pactos ecologistas en Santa Brígida y Granadilla, con PP y CC respectivamente. Si algún partido, o representantes suyos, ha atacado agresivamente el medio ambiente en Santa Brígida ese ha sido el PP; los resultados están delante de nuestros ojos, y si hubo actuaciones vinculadas a la corrupción ahí están las investigaciones judiciales y policiales. Y si un partido ha luchado de forma denonada por desarrollar Granadilla con un macropuerto y la construcción de una planta de gas, ese fue CC. No obstante, los Verdes no se arredraron. Había que experimentar. Alcanzar el poder. Bosch, por ejemplo, se enquistó en la Concejalía de Urbanismo, segura de que la porquería no le llegaría al tobillo. Igual pensaban que su ascendiente angelical sería suficiente para mutar las artes malévolas de los profesionales de la especulación.
Entra dentro de lo probable que el alcalde Lucas Bravo de Laguna sea llamado a declarar, o detenido por su presunta participación en los hechos. Y lo seguro es que ese pacto entre conservadores y verdes, entre tiburones y azucenas, está desde ayer bien muertito.
Siempre me gustaron los ecologistas defensores de la supervivencia de las anchoas. Es cuando más bonitos están.
(*)Francisco Javier Chavanel es periodista. Artículo publicado en www.eldigitaldecanarias.com
Francisco Javier Chavanel (*)
Desde el verano se rumoreaba; en realidad, las primeras filtraciones (policiales, como uso y costumbre) datan de antes de las elecciones, pero debe de suponerse que la masa de escuchas, pruebas de todo tipo, comprobaciones varias, no dieron su fruto hasta ayer. Santa Brígida no es Mogán, ni mucho menos Telde, ni San Bartolomé de Tirajana, ni nada que ver con los casos del Istmo, gas, o Eólico. Viven en la villa unos 18.000 habitantes, y tiene como principal cualidad que es un casi un barrio dormitorio de Las Palmas de Gran Canaria, aunque lo justo sería describirla al revés: la capital es un barrio dormitorio de Santa Brígida. Gran parte del poder político y económico se centra allí, desplegado en sus chalés señoriales, a medio camino entre la tranquilidad campestre y el bullicio urbanita.
Igual que ocurre en casi todo el Archipiélago su bien más preciado es el suelo que vale oro. Calificado como urbanizable ya queda poco, por lo que lograr una nueva construcción, una promesa siquiera de promoción es tocar el paraíso. Dicho esto imagínense lo que ha sucedido en este capítulo desde la muerte de Franco.
El 23 de octubre fueron detenidos dos ex alcaldes (Carmelo Vega y Antonio Díaz), y un ex concejal de Urbanismo (Luis Troya), todos pertenecientes al PP. Le acompañaron tres altos funcionarios y un empresario (pillado al lazo en Madrid), cómplices útiles para cometer presuntos delitos de fraude y exacción ilegal, negociación prohibida con funcionarios públicos, falsificación documental, tráfico de influencias, prevaricación y malversación de caudales públicos. Todo empezó en un “inocente” informe de la Audiencia de Cuentas al que nadie le hizo caso. El informe mencionaba irregularidades económicos, tratos de favor, la sensación de que una mafia de tercer grado gobernaba el municipio.
Pasaba casi desapercibido hasta que la concejala de Coalición Canaria, Victoria Casas, llevó el asunto a la Fiscalía Anticorrupción. Debe contarse que Casas fue acompañada por el entonces líder del PSOE en la zona, Antonio Ramírez, y por la representante de Los Verdes, Amalia Bosch. También debe añadirse que la denuncia fue firmada por los dos primeros, con Bosch de testigo. Sin embargo, lo que son los caprichos políticos. El denunciante Ramírez fue maltratado por su partido que no lo eligió como cabeza de lista para los pasados comicios, por lo que Ramírez se fue con Bosch a Los Verdes. Y para acabar de rematarla el pacto actualmente vigente lo firmó el alcalde del PP, Lucas Bravo de Laguna, y Bosch y Ramírez.
E introduzco un elemento más: Bravo de Laguna era el concejal de Hacienda de Carmelo Vega cuando de las trapisondas económicas se pasan a las estrictamente urbanísticas. Dice el joven Lucas que él no disponía de potestad para firmar, pero Vega, que es perro viejo y se siente abandonado por la organización que preside Soria, sostiene en público y en privado que el hoy alcalde lo sabía todo y lo apoyó todo. Ayer, nada más detenerlo, Carmelo Vega avisó que quería ir lo antes posible al juez para contarle cosas que él no sabía. Sí, Vega “cantará” de lo lindo, ya no tiene nada que perder.
Canarias es territorio abonado a las situaciones exóticas. Dos llamaron poderosamente la atención después de mayo: los pactos ecologistas en Santa Brígida y Granadilla, con PP y CC respectivamente. Si algún partido, o representantes suyos, ha atacado agresivamente el medio ambiente en Santa Brígida ese ha sido el PP; los resultados están delante de nuestros ojos, y si hubo actuaciones vinculadas a la corrupción ahí están las investigaciones judiciales y policiales. Y si un partido ha luchado de forma denonada por desarrollar Granadilla con un macropuerto y la construcción de una planta de gas, ese fue CC. No obstante, los Verdes no se arredraron. Había que experimentar. Alcanzar el poder. Bosch, por ejemplo, se enquistó en la Concejalía de Urbanismo, segura de que la porquería no le llegaría al tobillo. Igual pensaban que su ascendiente angelical sería suficiente para mutar las artes malévolas de los profesionales de la especulación.
Entra dentro de lo probable que el alcalde Lucas Bravo de Laguna sea llamado a declarar, o detenido por su presunta participación en los hechos. Y lo seguro es que ese pacto entre conservadores y verdes, entre tiburones y azucenas, está desde ayer bien muertito.
Siempre me gustaron los ecologistas defensores de la supervivencia de las anchoas. Es cuando más bonitos están.
(*)Francisco Javier Chavanel es periodista. Artículo publicado en www.eldigitaldecanarias.com
2 comentarios:
dios mio....todo el mundo habla de santa brigida.....uno esperaba que ese pacto antnatura PP-Los Verdes estuviera en diversas medios como algo llamativo,curioso o incluso sorprendente durante dos o tres semanas, a lo sumo...pero ya ha pasado los 100 dias..casi 6 meses y todo el mundo se descojona y pa colmo con juicios,denuncias y actos esperpenticos........pone a Santa Brigida en el centro de la caspa canaria.
P.D: el de lo comunicados de prensa del PVC no tiene ni idea, no seria capaz de señalar a Snat Brigida en el mapa
Francisco Chavanel no es periodista, ha estudiado Magisterio con un amigo mio y nunca ha cursado ni una asignatura de Periodismo ni en Madrid ni en ningun sitio. Ahora es cierto que tiene el carnet de periodista pero no el titulo. ¿Vale?
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